

En mayo de 1981, a consecuencia de fuertes lluvias, quedaron al descubierto algunas osamentas en un solar contiguo a la Gobernación Provincial, el que estaba destinado a una ampliación de la Plaza de Armas del puerto de Coquimbo.
Las construcciones existentes en ese lugar habían sido demolidas para tales efectos, y el agua que corrió siguiendo el desnivel del terreno, abrió una zanja que puso en evidencia los restos indígenas que demostraban un complejo ritual de sepultación.
El Museo Arqueológico de La Serena, contando con el apoyo de la I. Municipalidad y de la empresa Constructora “Arcos”, encargada de la remodelación del sector, inició en un principio excavaciones de salvataje que debieron estructurarse en un trabajo de mayor envergadura y planificación científica .Esto ,ante la evidencia que demostró la existencia de un cementerio prehispánico que ocupaba gran parte de la superficie del terreno, y probablemente sectores adyacentes imposibles de determinar con exactitud por estar incluidos en el área urbana central.
Las excavaciones demostraron un novedoso ritual de sepultación, que deja de manifiesto una organización social basada en una economía ganadera con proyecciones múltiples hacia la explotación del medio ambiente marino y de recursos agrícolas. Al parecer, para este pueblo la actividad ganadera se dirigía a una concepción mágico-religiosa, por cuanto el 90 % de los individuos enterrados estaba acompañado de uno o más auquénidos (llama o alpaca). Estos animales fueron evidentemente sacrificados al momento de la sepultación, en íntima relación con los indígenas , completando un cuadro de una compleja concepción del hombre de ese tiempo en relación con el mundo circundante. Esto hará necesario un detenido análisis antropológico y la búsqueda de evidencias similares que hayan podido existir en otros sectores del mundo andino.
Otra parte del contexto asociado a las sepulturas, nos indica un adelantado conocimiento de la metalurgia, especialmente en la elaboración de anzuelos, cinceles, aros y otros adornos manufacturados en cobre, herramientas de hueso, collar de malaquita y otras piedras semipreciosas, arpones, punta de proyectil y la cerámica de especiales características que tipifican claramente a este complejo Las Animas, directo antecesor de la conocida cultura Diaguita chilena.
