Luis Jopia Rodríguez (78) se crió en la casa de su abuelo en la calle O’higgins, entre Bilbao y Borgoño, en pleno centro de Coquimbo. Actualmente vive en El Olivar Alto.

 

A La Pampilla iba su familia, en un grupo cercano a las 30 personas. Recuerda las carreras de burro, las carreras de ensacado, pillar el gallo o a la gallina. También afirma que “La pampilla antigua era con ramadas. Usted se paraba, miraba y si estaba bueno, entraba.  A ‘La Chilenita’, a ‘Los Copihues Rojos’. Añade que “las ramadas eran bonitas porque eran de montes, no carpas. Y no era piso de cemento, sino de tierra. Los zapatos quedaban como las tristes”.

 

También agrega que había “carreras de chanchos, con los cabros chicos pillando los chanchos, comisión de volantines. Cuando usted eleva un volantín con hilo curado para ver si lo puede mandar a las pailas. Usted le ponía unos 10 metros de hilo y lo largaba. Era vidrio molido con cola. Y si veía un volantín bonito, llegaba al lado y le pegaba la tirá. Y cuando se iba a las pailas, daba gusto porque salían 20 a 30 cabros chicos corriendo a buscar el volantín”.